lundi 14 mai 2012

Si Chile es ejemplo, ¿por qué las protestas?



MAURICIO AVILA | THURSDAY, APRIL 5, 2012
Suramérica | Economia y Sociedad

HACE UN PAR DE SEMANAS nos encargaron desde Londres (donde están las oficinas centrales de mi compañía) una entrevista con la líder de las protestas estudiantiles del año pasado en Chile, Camila Vallejo.

Entre las preguntas que nos enviaron estaba la siguiente: si Chile es ejemplo para muchos países en varios ámbitos, ¿por qué protesta la gente? Este requerimiento me hizo pensar que justamente esa debe ser una gran interrogante para el mundo. Chile tuvo el 2011 un crecimiento del 6%, que está en el promedio de lo que otras economías de la región crecieron. Más que México, menos que Argentina, pero más que Brasil y Perú.

Efectivamente, un país con un ingreso percapita superior a los 16 mil dólares, con estabilidad política y buenos índices generales en calidad de vida y altos niveles de inversión en otros países, no debiera tener problemas internos. Pero sucesivamente los chilenos han salido a la calle para protestar por la mala educación, por el cuidado al medio ambiente, por la centralización que hunde a las regiones extremas...

Por eso es bueno meterse en algunas de las cifras que explican las protestas. A Chile le gusta compararse con las 27 naciones miembros de la OECD. Y en el ítem de desigualdad, está al final de la lista. Mientras en el promedio de los países OECD el 10% más rico de la población gana 9 veces lo que gana el decil más pobre, en Chile esa cifra se triplica: el 10% más rico de la población gana 27 veces el sueldo del decil de menores ingresos. Si uno considera el percapita de los chilenos, dejando fuera al 10% más rico, el índice baja a poco menos de 9 mil dólares. El 60% de los chilenos gana menos de 800 dólares al mes.

Vamos a la educación. En Chile no existe educación superior gratuita. En promedio una carrera universitaria cuesta 400 dólares al mes. Vale decir, una familia que tiene un hijo en la universidad gasta la mitad de sus ingresos en la educación de él. Y ahí es donde entra el mercado. Chile tiene una de las economías de libre mercado más abiertas del mundo, y el sistema educacional se construyó sobre esa premisa. Finalmente, los jóvenes y sus familias deben pedir préstamos para poder estudiar que se pagan hasta a 20 años. Y no hay ningún estudio que demuestre que la inversión se justifique por los ingresos futuros como profesional.

Por eso los chilenos protestan. Es cierto, las cifras macroeconómicas del país son excelentes, mucho mejores que el promedio de la región y mucho más cercanas a los países desarrollados, pero la realidad es muy distinta.

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